Cambios, Espera y Hay Que Pena con Mis Clientes.

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Cambios, Espera y Hay Que Pena con Mis Clientes.

Tal vez muchos de los que están leyendo este documento estén pasando por el mismo problema: nuestros equipos no han llegado en el momento esperado, con plazos de entrega cada vez más largos. Como profesionales de la salud, quizás estemos muy lejos de los entornos donde se discuten realmente los problemas que están ocasionando todo esto y cómo se están manejando. Por eso, me di a la tarea de investigar para ofrecer claridad sobre esas dudas que se nos han pasado por la cabeza. En el mundo están ocurriendo muchos cambios a causa de conflictos entre países, cambios  climáticos, nuevos aranceles, nuevas restricciones y un sinfín de cosas que suceden al mismo tiempo. ¡QUÉ SUERTE LA NUESTRA!

Comencemos por algo que se puede entender de mejor manera: en Panamá se están presentando problemas de sequía. Esto ocasiona restricciones para el control del agua en los embalses, los cuales se utilizan para suministrar a la población e a la industria, afectando a todos los ámbitos, incluido el suministro de agua al Canal de Panamá. Para quienes no lo sabían, este funciona gracias al vaciado y llenado de esclusas (recámaras o compartimientos en el canal) que se abren y cierran con agua dulce, gastando grandes cantidades. Esto ha obligado a imponer restricciones diarias y, además, a incrementar los costos para cada embarcación. Por lo tanto, se genera una larga lista de espera para los buques o se limita el calado (la parte del casco que se sumerge en el agua) para evitar usar demasiada agua. A su vez, se reduce la carga máxima de las embarcaciones. Las navieras simplemente deciden cobrar más, ocasionando que las empresas de envío se demoren en generar un plan de acción logístico que les permita reducir costos. Entre estas opciones, está tomar rutas alternativas más largas, un factor que, verán, es muy común.

El tema del agua ya se venía discutiendo y no es tan noticioso, pero ¿qué tal les suena el tema arancelario entre los Estados Unidos de Norteamérica y la República Popular China? Ya tenemos cierto contexto o una idea del porqué, pero las consecuencias son otra historia. Verán, si una empresa sabe que le cobrarán más por los productos “MADE IN USA” o “MADE IN CHINA” que toquen el territorio de alguno de estos países, tomará la decisión de buscar la forma de reducir los costes, cambiando de empresa de envío, modificando la ruta, o ambos. Algo muy particular ocurre en muchos países del continente americano: los envíos desde China primero pasan por los Estados Unidos, ya que estos tienen los puertos nodulares para la logística que distribuye las cargas a todo el continente, y viceversa. Esta es una regla general para la mayoría de los tipos de envío internacionales. Para quien no lo sabía, es más costoso realizar envíos directos, puesto que al ser menos mercancía, el costo del viaje se reparte entre menos clientes para las navieras.

Por lo tanto, influyen ciertos factores. La Conciliación de carga nos dice que si enviamos un paquete por separado, se tendrá que pagar un envío con un volumen completo de carga. Esto nos lleva a la Falta de eficiencia: si el envío no está en una ruta frecuente, no se puede invertir en optimizar la logística, tanto en infraestructura como en medios. Además, los aviones o barcos disponibles para un viaje directo tendrán espacio para cargas más grandes. Esto no significa que haya más espacio, sino que se tendrá que pagar por un espacio dedicado o por un peso mayor del que se necesita. O peor aún, solo se tendrán en cuenta los envíos premium, ¿por qué? Porque son escasos y las empresas pueden hacerlo (escasez y demanda). Gracias a todo esto, se genera un gran conflicto en las empresas para resolver solo este tema logístico y tratar de ahorrar hasta los céntimos de dólar, tardando incluso días en tomar la decisión sobre un envío directo o no. Es peor si hay que decidir sobre los envíos en tránsito, ya que se tiene que reorganizar todo, algo que es nuestro caso en común con todo el mundo.

Y no estamos ni por la mitad de todo esto. Actualmente, se están llevando a cabo conflictos armados como el de Rusia y Ucrania, que obligan a las empresas a estar atentas a los cambios que suceden en los espacios en torno a estos países, teniendo que replanificar las rutas o limitar la lista de rutas seguras que pudieran pasar por encima o alrededor de ellos. Otro ejemplo de esto es Medio Oriente, además de los bloqueos existentes en el Mar Rojo y en otras rutas marítimas, limitando la maniobrabilidad de las empresas al escoger qué rutas tomar. Por ejemplo, no poder tomar el Canal de Suez obliga a que los envíos con tensiómetros, equipos de Rx, tomógrafos y cualquier otra cosa tengan que dar la vuelta a todo el continente africano por la península del Cabo de Buena Esperanza, un retraso no de días, sino de semanas. A su vez, esto conlleva que ciertos puertos se vean saturados para poder pasar las cargas de un barco a otro, descargar, repostar combustible, realizar mantenimiento o cualquier otra gestión. Pero la cereza del pastel es que estos puertos no necesariamente están habituados a este nuevo y tremendo tráfico, por lo que no tienen la infraestructura para poder atender a todos los barcos con la fluidez que se desea, causando más demoras.

Y con todo esto, hay países que han cambiado sus políticas comerciales, aduanales y burocráticas al integrarse al grupo BRICS para decirle al mundo: "nosotros somos diferentes al resto". Esto termina cambiando las reglas de juego y causando una reorganización logística para todas las empresas navieras y aéreas del mundo.

Por eso, si tu vendedor de confianza te dice que tu envío se retrasó unas dos semanas, da gracias, porque hoy por hoy se contabiliza que los envíos están siendo calculados con retrasos de hasta cuatro meses para los casos más severos EN TODO EL MUNDO. Tenle paciencia a tu vendedor, todos estamos pasando por lo mismo.

Ahora, un simple comentario a todos mis colegas Ingenieros de cualquier rama: ¿hasta cuándo vamos a depender de otros en otro país? Comencemos a diseñar, a fabricar, sea poco a poco, como se nos ha enseñado. No se necesita comenzar con una gran fábrica o una infraestructura impresionante; toma lo que tienes a tu disposición para iniciar un proyecto que nos pueda beneficiar a todos nosotros y, en verdad, no depender de que otros nos vendan o fabriquen algo. Solo hace falta voluntad y el valor para poder afrontar el nuevo reto. Solo te hace falta creer en ti y en tus capacidades, para que se vuelva a valorar el “Hecho en Venezuela”, involucrándonos más para ver con mayor frecuencia estas tres palabras en nuestra nación y en el exterior. ¿Cómo? Arriésgate y, si no puedes, ayuda o pide ayuda para lograr esta meta. Luego verán que nos sentiremos orgullosos, no porque alguien más nos diga que debemos sentirnos así, sino porque esto también es nuestro de una u otra forma.

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